domingo, 3 de mayo de 2015

Las Extraordinarias Gafas de Lupe

Sentada en un banco del parque, la pequeña Lupe lloraba desconsolada, moqueaba su nariz aguileña, su cabello revoltoso y grasiento parecía un nido de golondrinas, un pájaro se posó cerca de ella, Lupe le propinó un gruñido, mostrándole sus hierros dentales de manera amenazante y este salió volando en el acto, despavorido.

La niña intentó abarcar con sus brazos su enorme panza y apenas llegó a rozar la punta de los dedos de una mano con los de la otra. Pero Lupe, no lloraba por sentirse fea, ni por tener el pelo de estropajo, ni tan siquiera por llevar aparatos en sus dientes o por estar considerablemente gruesa, ya había llorado muchas veces por todas aquellas cosas.

Ahora sus lágrimas se debían a que el oculista, a quien había visitado aquella mañana con su mamá, le había dicho que tendría que ponerse gafas.

"Solo me faltaba eso", pensaba Lupe. "Lupe aguilucha, Lupe la nido, Lupe la fea, Lupe boca de hierro, Lupe la gorda y a partir de mañana, que empieza el tercer trimestre de colegio, también seré, Lupe lupitas"... Continuó pensando, mientras encharcaba las palmas de sus manos con mil y una lágrimas de profundo desconsuelo.

La pequeña agarró el estuche de sus gafas nuevas, lo abrió, las sacó, las arrojó al suelo y las pisoteó con fuerza hasta romper los cristales y partir la montura.

- ¡Pero que he hecho! ¡Mamá me ha dicho que tenga cuidado, que son tremendamente caras!  - Lupe no pudo evitar gritar aquellas palabras a pleno pulmón, tras destrozar sus gafas nuevas por un incontrolable impulso, propina de sus temerosos pensamientos -.

- ¡Que he hecho! ¡Mamá se pondrá furiosa!

- Tranquila Lupe. - Dijo una misteriosa voz -.

- ¿Quién ha dicho eso? - Preguntó Lupe al viento- .

- Aquí, mi pequeña Lupe, sobre tu hombro.

Lupe miró en su hombro, un pequeño hombrecillo, del tamaño de una uña, sentado sobre un diminuto taburete azul, se encontraba allí, sobre el hombro de la asombrada niña.

- ¿Tu, tu quien eres, que eres, que quieres, que...? - Preguntaba, con voz temblorosa, Lupe- .

- Tranquila, tranquila, pequeña. Mi nombre es Potermendegildo Saliamanteri Fonpiestril, pero puedes llamarme Pot.

- ¿Pot?

- Sí, Pot. Tu amigo y diseñador de soluciones instantáneas.

- ¿Diseñador de que? -Preguntó confusa la pequeña Lupe-.

- Diseñador de soluciones instantáneas, con extra especial de la casa. - Concluyó el extraño ser minúsculo sentado en su microscópico taburete azul- .

Lupe se frotó la cara con los puños para desentelar aquella fantasiosa imagen que creyó proyectar con su imaginación y que vio con cierta borrosidad a causa de sus ojos llorosos.

En su hombro no había nada, ni nadie.

Pero en su regazo pudo ver el estuche cerrado y en el suelo, Lupe comprobó, completamente sorprendida, que ya no estaban allí sus gafas destrozadas.

Abrió el estuche poco a poco, esperando que el milagro se hubiera obrado y en efecto, allí estaban sus gafas nuevas, con su montura y vidrios intactos.

- ¡Vaya! -Exclamó - ¡Una solución realmente instantánea! -.

Entonces, Lupe se puso las gafas, sobre su aguileña nariz, sonrió mostrando al mundo la hilera de piezas metálicas de sus dientes y admiró el entorno. Todo se veía más nítido, el contorno de los arboles, los colores de las flores, las piedras del camino, veía con una lucidez espléndida, como jamás había visto nada hasta aquel entonces.

Caminó hacia su hogar, cuando vio a lo lejos a Sofía, una niña de su clase que ni un solo día descansaba para no propinarle algún insulto, "Lupe aguilucha, Lupe la nido, Lupe la fea, Lupe boca de hierro, Lupe la gorda"..."En cuanto nos crucemos se reirá de mis gafas, Lupe lupitas es lo que me espera"... Pensaba la niña mientras andaba hacia su cruel compañera de escuela.

Al encontrarse cara a cara, la una en frente de la otra, Sofía abrió la boca.

- ¡Vaya, lo que te faltaba Lupe! ¡Lupe lupitas! ¡Ja,ja,ja,ja,ja! -Rió Sofía mostrando una hilera de brillantes dientes -.

Tan brillantes, que un destello se reflejó en los cristales de las gafas nuevas de Lupe, ese destello rebotó y fue directamente a chocar contra la frente de Sofía, donde apareció de repente un cuerno de un intenso color rojo, Sofía parecía un rinoceronte endiabladamente divertido.

Lupe soltó una gran carcajada al ver aquello.

Sofía se quedó de piedra, acababa de insultar a Lupe y esta, en vez de ponerse a berrear o a patalear como solía hacer en estos casos, se puso a llorar, sí, pero de risa.

Lupe, levantó sus gafas para secarse las lágrimas provocadas por el inmenso regocijo, entonces vio que el cuerno rojo había desaparecido de la frente de su perpleja compañera que ya marchaba cabizbaja, por no lograr ofender a nadie y llevarse en cambio, una incisiva risotada.

- ¡Vaya! - Exclamó la pequeña Lupe - ¡Ahí va, el extra especial de la casa de Pot! -.


Fin


15 comentarios:

  1. Genial cuento. Lupe encontró la forma de superar sus complejos, con un ser mágico llamado Pot. Este también se lo leere a mis hijas. Un besillo Compi.

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    1. ¡Muchas gracias, María! Sí, Lupe superó los complejos a base de fantasía y buen humor con la ayuda de Pot.
      ¡Me hace feliz que se lo leas a tus hijas! ¡Un besillo, Compi!;)

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    1. ¡Gracias Valerita's! Me alegra que te haya gustado! ;) Abrazos!

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  3. Qué cuento tan lindo, Edgar! Me ha parecido realmente entrañable y más que cumplido en moralejas. Yo no llevaba gafas de niña, pero la verdad es que tampoco me hubiera importando que me llamaran "lupitas", hasta ese apodo me parece bonito de tu cuento :))

    Un abrazo, maestro de fantasías para grandes y pequeños!!

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    1. ¡Muchísimas gracias, Julia! Me encanta que te haya parecido entrañable y cumplido en moralejas. "Lupitas" es un mote, dentro de lo que cabe, cariñoso y divertido, ¿Quien no ha tenido un mote de pequeño? Lo mejor es reírse de ello y a disfrutar la infancia, que son cuatro días.
      ¡Un abrazo, de aprendiz y maestro a aprendiz y maestra "Todos aprendemos de todos, es inevitable"!

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  4. Un fantástico cuento infantil con un toque de fantasía. Me alegro que Lupe tuviera un final feliz, superando sus complejos mediante la invención (o tal vez no invención) de un ser imaginario que solo la mente de un niño, una mente que la salva, puede crear. Sofía se llevó su merecido. Al darse cuenta de que no le afectaba nada sus insultos, se fue. Eso es lo importante, querer a uno mismo tal y como se es, y no hacer caso de las burlas; ese es el mejor arma para gente como Sofía, y Lupe lo descubrió ese día.
    Un abrazo, Amigo de Letras.

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    1. Por cierto: enhorabuena por este nuevo blog. Ha quedado un diseño agradable y tranquilo para su objetivo.

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    2. ¡Muchas gracias, Ricardo! A este, como a la mayoría de cuentos infantiles, se le puede dar ambas interpretaciones, inventado o no por la mente de la niña, Lupe, como bien dices, se ha salvado de los insultos, aceptándose y queriéndose tal y como es.
      ¡Un abrazo, Amigo de las letras y Muchísimas gracias por tu enhorabuena y positiva valoración del texto y del blog!
      ¡Ahora voy a leer algo que tengo, por fin, en mis manos!... ;)

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  5. Me ha encantado este personaje tan atribulado y el duende tan original que le has colocado. Ojala todos los chavales y chavalas que son marginados en las escuelas tuvieran esas gafas para defenderse de tanto gilipollas. No hay nada como un final en el que -la mala- recibe un poco de su propia medicina.
    Saludos!!

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    1. ¡Muchas gracias Yolanda! Me alegra que te haya gustado. Esas gafas, al fin y al cabo, no son más que una perspectiva diferente en la visión de lo que nos rodea. Sí, a Sofía le fue bien un poco de su propio brebaje.
      ¡Saludos, compañera! ;)

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  6. Qué cuento tan genial!!genial,de verdad. Me hubiera gustado conocer a Por hace algunos años. Estoy deseando leerlo para mi hija Blanca. Estupendo!!!

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    1. ¡Muchas gracias Eva! Me halaga tu positiva y entusiasta valoración y que me digas que deseas leérselo a tu hija Blanca es un gran regalo, para mí, el mejor.
      ¡Saludos, compañera!

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  7. Grande Pot!!! Me encanta este blog, muy educativo por cierto. Me recordó a eso de "Bota, rebota y en tu cara explota" de cuando éramos peques. Muy bueno Edgar, un abrazo!!

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    1. jajjajajajaja... Tal cual me lo imaginé, mientras escribía lo del reflejo que rebota en las gafas de Lupe, pensé exactamente lo de " Bota, rebota y en tu cara explota". En definitiva esa es la síntesis del cuento, me río de tus burlas y te las devuelvo...
      Me alegra que te mole el blog.
      Gracias, Ana. Abrazote fuerte! ;)

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